Storytelling en redes sociales: claves, beneficios y ejemplos
Contar historias es algo que llevamos en nuestros genes. Lo hacía el hombre primitivo en las cavernas, los juglares en la edad media y lo hacen las marcas en el siglo XXI. ¿Cómo? ¿Las marcas? Sí, las marcas. Es que el storytelling es el nuevo desafío en marketing digital.
En un mundo en el que los usuarios le escapan fácilmente a los anuncios tradicionales, ya no se trata de contar unilateralmente los beneficios de un producto y esperar los dólares. Hoy en día las marcas necesitan lograr que los usuarios se identifiquen con ellas, que se interesen, le presten atención (un bien cada vez más escaso) y se genere un vínculo bidireccional. La mejor manera de lograr eso es contando historias. O, como le gusta decir a la gente de marketing: el storytelling.
Las ventajas
La principal ventaja que tiene el storytelling es que logra la identificación. Un usuario difícilmente se identifique con un producto, pero si detrás de ese producto hay una historia que representa valores, ideas, posiciones con las que el consumidor está de acuerdo, la cosa cambia. La marca cuando cuenta está representando estos valores, ideas y posiciones del usuario.
Pero también, al apelar generalmente al lado emocional (ya sea desde el humor o desde lo emotivo), una marca es más fácil de recordar a través de una historia. Si la historia es divertida, la marca será recordada como una marca divertida. Si la historia es comprometida, la marca será recordada como una marca comprometida. Y así sucesivamente.
El storytelling facilita también la comunicación de la marca. Es mucho más fácil contar una historia que explique lo que la marca representa, que generar una comunicación efectiva detallando todos los beneficios de un producto. En un mundo tan competitivo, lo mejor es ganarse el corazón del cliente en lugar de su billetera.
Buenos ejemplos de Storytelling
La teoría es linda pero, ¿cómo se lleva a la práctica? Veamos un ejemplo bien claro y exitoso de Storytelling: Red Bull. En vez de contarnos las bondades de su producto, Red Bull elige siempre contar historias, en general relacionadas a deportes extremos. La asociación está implícita: con toda la energía que te da Red Bull podés hacer cualquiera de esos deportes.
Pero Red Bull llevó al extremo su estrategia de Storytelling cuando hizo saltar a un pobre cristiano desde la estratósfera. No lo hizo saltar con una lata en la mano. No lo hizo tomar un Red Bull antes de saltar. En ningún momento nos habló del producto, la marca sólo generó la historia y alimentó sus redes con eso durante meses. Se transmitió en vivo por YouTube y se hicieron coberturas en Twitter, Instagram y Facebook. En este caso además el salto fue noticia en todos los diarios del mundo, pero no todos vamos a tener esa suerte con nuestras marcas.
El de Red Bull es un buen ejemplo para entender el concepto porque está llevado al extremo con un presupuesto galáctico, aunque la mayoría de nosotros no podría hacer una campaña de ese nivel. Pero hay más ejemplos: Kuka, empresa china que fabrica robots organizó un partido de Ping Pong entre el campeón del mundo y un brazo mecánico; Movistar, que hace unos años lanzó una serie web en YouTube, o la campaña “Si te lo explican con fútbol”, de la revista española Líbero.
Hoy los consumidores son agnósticos: ya no creen en las marcas. Por eso el storytelling ayuda a humanizar a las marcas, las convierten en creíbles y amigables. Y si se logran aprovechar las ventajas de interacción que nos dan hoy los medios sociales, esta es la mejor oportunidad que tienen las marcas para una comunicación efectiva.